Hoy vamos a hablar un poco de filosofía. Entender por qué es necesaria una educación libre es importante. Anteriormente, en este mismo blog, hemos hablado de la figura de María Montessori, que ha resultado clave en la pedagogía moderna. Pero para entender su visión pedagógica debemos viajar en el tiempo unos pocos siglos atrás. Hablamos sobre la libertad en la educación a través de la figura del filósofo y pensador Jean-Jaques Rousseau.
¿Somos buenos por naturaleza?
El gran debate ha estado siempre ahí. Hobbes, filósofo inglés del siglo XVI defendía, con su famosa frase “homo homini lupus”, que el humano es cruel y egoísta por naturaleza y que las normas nacían para moldear al ser humano y lograr un ser civilizado.
Desde este punto de vista, las normas aparecerían en un estado de salvajismo para imponer la moral y disminuir nuestra libertad. Sí, una falta de libertad en muchos casos es positiva y ha logrado grandes avances en nuestra sociedad. Cortar nuestra libertad para cometer delitos o actos socialmente reprobables nos convierte en buenos ciudadanos.
Por el contrario, Rousseau defendía que “el ser humano es bueno por naturaleza”. A través de su obra más conocida, ‘El contrato social’, el pensador nacido en la actual Suiza nos dio a conocer las bondades de la libertad en el ser humano. No sólo defendía la bondad antropológica del ser humano, sino que definió una nueva forma de estado (la única posible para él) en la que la democracia imperaba, independientemente de la forma de gobierno. No podían existir los tiranos.
Rousseau fue uno de los grandes inspiradores de movimientos como la Revolución francesa, que lograron acabar con el absolutismo en Europa.
Las posturas de estos dos pensadores han dividido la política europea durante años. Sin embargo, la naturaleza negativa o positiva del ser humano nos sirve más bien poco para conocer la auténtica realidad histórica y de mucho para definirnos a nosotros mismos. Nuestra visión del mundo, lo que pensamos de él, es lo que realmente nos define.

El inicio de la educación libre
Rousseau, como muchos de los alumnos del método Montessori, destacó en muchos campos de la ciencia, el pensamiento y las artes. Es comparado, en su versatilidad con Leonardo Da Vinci.
Sin embargo, si hay algo, junto con la política, donde destacó el pensador suizo fue en la pedagogía. Él trasladó su defensa de la libertad a la educación y escribió uno de los libros sobre educación más importantes de la historia, ‘Emilio, o De la educación’.
Las claves de la pedagogía rousseauniana
En el libro del que hablamos se pone en tela de juicio la educación tradicional, creadora de trabajadores tan obedientes como frustrados, y propone, más que un modelo educativo, una serie de claves:
- Cada período de edad del alumno debe corresponder con un método pedagógico diferente.
- La autonomía del estudiante es fundamental. La educación debe ser activa y se debe incentivar al estudiante a llevar la iniciativa.
- No sólo se debe desarrollar la mente sino también ejercitar el cuerpo y desarrollo los sentidos de los alumnos.
- El castigo físico al estudiante no tiene cabida en la educación (en el siglo XVIII era importante aclarar este punto).
Al que es conocedor del método Montessori y su filosofía le sonarán de algo estas ideas de Rousseau sobre la educación. Y es que son estas mismas ideas las que un siglo más tarde desarrollaría María Montessori.