Como sabemos, el Método Montessori se basa en la atención y observación que se le presta al niño tratando de adaptar el entorno de aprendizaje a su nivel de desarrollo para mejorar sus capacidades intelectuales, físicas y espirituales.
En nuestro centro Caracoliris Montessori estamos especializados en una educación personalizada que se adapta a los intereses de los niños. Creemos que nuestro método debe ser seguido también en casa y por eso queremos ofreceros una serie de consejos.
¿Te animas a seguirlos?
1. Desarrollo de habilidades innatas
La capacidad de aprendizaje de los niños es asombrosa. En edades tempranas absorben todo tipo de conocimiento. Aprenden poniendo a prueba sus habilidades, los hábitos y actitudes de los que lo rodean y su propio mundo. De este modo, los padres pueden ayudar a sus hijos desarrollando habilidades que les son innatas, exponiéndoles a diversas situaciones como creación de recetas, paseos por el parque, asistir a conciertos, visitar zoos, exposiciones artísticas, etc.
2. Crear ambientes agradables en casa
“Los grandes cambios comienzan con pequeños detalles”
Es fundamental sentirnos a gusto en ese espacio, en nuestro hogar, que es donde pasamos la mayor parte de nuestras horas. Habitaciones sencillas donde puedan observar, rincones de lectura, fotografías inspiradoras, espacios de juguetes para disfrutar, iluminación tenue, tejidos suaves…
3. Jugar juntos
Para los niños todo consiste en jugar, explorar y descubrir el gran mundo que les rodea.
- Potencia su creatividad: El juego hace que los niños sean más expresivos, que tengan más energía y aprendan a comunicarse mejor.
- Fortalece su intelecto: El juego potencia su función cognitiva. Tanto cerebro como físico se fortalece.
- Control de emociones: El juego le ofrecerá un sinfín de sentimientos difíciles de controlar: alegría, sorpresa, intriga… Ellos mismos aprenderán a contrastarlos a través de la empatía, negociación, autocontrol, además de a obtener ayuda siempre que lo necesiten.
Como padres es importante saber que en el juego el niño necesita libertad para poder expresarse, utilizar estímulos conforme los vaya necesitando y dejarle hacer e intervenir sólo si requiere ayuda.
En definitiva se trata de estar presentes y ayudarlos, siempre respetando la filosofía “ayúdame a hacerlo por mí mismo”.