Los berrinches en los niños son una de las mayores pesadillas de los padres. Hoy, los profesores de la escuela Montessori Caracoliris te enseñamos cómo gestionar los enfados de un niño o niña con 4 claves.
El trabajo en una escuela Montessori
Como sabemos, el método Montessori es un método educativo más personalizado. Eso significa que se tiene más en cuenta a la persona mientras que en las escuelas tradicionales el plan educativo prevalece siempre ante las personas. Es por eso que en determinados momentos de la clase es difícil gestionar los procesos por los que pasa el alumno y que son claves para su desarrollo.
Los profesionales del método Montessori no tienen un método más desarrollado para gestionar los enfados de un niño o una niña, sin embargo, el ambiente de clase hace que sea más fácil poner en práctica las herramientas que todo pedagogo tiene.
1 Poner nombre a los sentimientos
Cuando nos enfadamos, normalmente lo hacemos porque negamos una realidad que nos aflige, con la que no estamos de acuerdo y que, posiblemente, no sabemos cómo expresar. Ayudar al niño a entender esta realidad y ponerle nombre a sus sentimientos le ayudará a entenderla y clasificarla. Así ayudaremos a prevenir esta situación para el futuro.
2 No mezclar la emoción con la razón
¿Sabes de qué se trata el secuestro amigdalar? Es muy importante que lo sepas ya que es la forma en la que podemos entender que cuando estamos enfadados, niños y adultos, pensamos sólo de manera emocional y el razonamiento queda mermado. La amígdala, responsable del sistema límbico que controla los sentimientos eclipsa el neocortex, responsable del pensamiento y razonamiento.
La solución es esperar a que el menor se enfríe para razonar con él sobre lo que ha ocurrido. Eso sí, mientras tanto, procura que la rabieta no traspase los límites de la agresividad o la violencia.
3 La empatía es clave
Percibir que el mundo conspira contra nosotros, como hemos dicho, es lo que muchas veces ocasiona el enfado en el niño. Mostrar empatía, ganas de solucionar el problema poniéndonos en la piel del niño, hará que el enfado vaya a menos.
4 No nos enfademos ante el enfado
Enfadarse ante la aparición de un enfado es la peor forma de mostrar que el menor se equivoca al elegir esa forma de expresar sus emociones. Lo mejor que podemos hacer es mostrarle que enfadarnos no es malo y que, en ocasiones, es inevitable, pero que existen muchas formas de actuar ante un enfado.
Ten en cuenta que el niño tampoco quiere enfadarse y él es el primero que sufre con esta situación. Darle herramientas al niño para que gestione sus emociones es la mejor opción para solucionar esta situación, y mejor, para que aprenda a gestionarla él mismo en el futuro, lo que será de una gran utilidad en su vida.